por Arturo Bonet Canizares
Puede que para algunos resulte un tanto extraño aplicar conceptos de administración corporativa a escenarios socio-políticos pero hoy el entrelazamiento de objetivos replican con intensidad esos modelos, identificados como “Culturas” en el método llamado “Modelo de Responsabilidad Positiva”. Este no es mas que un instrumento de evaluación de la eficiencia como resultado del alineamiento colectivo a los objetivos de una empresa, cualquiera que ella sea.
Pienso que la evaluación de una empresa tan fundamental como es la compuesta por la libertad, el rescate de los derechos fundamentales y la esperanza del bienestar para la población cubana, bien merecen una aproximación práctica, una identificación y un convencimiento moral de las causas que determinan que no haya sido eficiente durante medio siglo y continúe siendo inefectiva.
Walt Zeglinski dirige MAP, una firma que se dedica precisamente a esa evaluación y en definitiva a analizar el performance corporativo ofreciendo métodos apropiados para garantizarlo. Escuchando a Walt hace unos dias, he asociado algunas ideas que comparto en este espacio.
Analicemos los grados o culturas de dedicación a una empresa dada que define la Responsabilidad Positiva:
La Cultura de la Despreocupación. – Los individuos no estan claros acerca de su contribución personal como soporte al éxito de la empresa y por lo general no les interesa. Hay falta de pasión por la misión de la empresa y generalmente los líderes son ineficientes egocéntricos que fallan al establecer objetivos e inspirar el éxito. Es la cultura de la supervivencia.
La Cultura de la Conformidad. – En este modo, los individuos estan claros en sus objetivos personales, pero no los asocian con los de la empresa ni con su estrategia. Puede que comprendan la dirección en que marcha, pero se deseentienden de ella y hacen solo lo que se les ordena, haciendo difícil cumplir planes y sobre todo hacen imposible el cambio.
La Cultura del Caos. – En este modo los individuos se sienten conectados con la empresa pero no estan claros en los objetivos. Esta cultura difumina el talento y desperdicia la energía de los individuos porque es incapaz de canalizarlos. Esto conduce al fallo, al desencanto y al abandono porque su actividad se pierde en la confusión. Es este modelo lo que hace falta es liderazgo específico, mesurable, realístico que se capaz de aprovechar esa energía de los individuos y dirigirla en el sentido correcto.
La Cultura del Compromiso. – Individuos conectados con una clara comprensión de los objetivos individuales y de la empresa. La cultura del compromiso maximiza las potencialidades logrando los objetivos. Los individuos, a pesar de que no seimpre logren esos objetivos, trabajan en un ambiente lo suficientemente sano para permanecer comprometidos. Esta cultura tiene que ser alimentada porque no es infalible. Hay que reviser métodos, corregirlos y adaptarlos al momento. Estar comprometido significa lealtad a la empresa que es la llave del éxito de la misma.
Podemos claramente preguntarnos los cubanos en que modo o cultura nos estamos desenvolviendo cada uno de nosotros. Y tambien podemos respondernos.
Parece a todas luces que nuestro escenario general es el de una abigarrada mezcla de las tres primeras culturas que identifica el modelo. Y todas son inefectivas.
Lo que si queda claro es que no hemos arribado al Compromiso que determina la unidad logrando que esa noble empresa de reconstrucción nacional se desarrolle. Y a la vez que ello no es solamente un problema de la diáspora, sino lo que es mas grave, de la oposición interna. La conclusion obvia es que la única solución será el compromiso de todos los que entiendan como empresa la libertad y el fin del totalitarismo en Cuba dondequiera que se encuentren. Ello garantiza que permanezcamos leales a pesar de la dificultades y los tropiezos. O nada cambiará.
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Puede que para algunos resulte un tanto extraño aplicar conceptos de administración corporativa a escenarios socio-políticos pero hoy el entrelazamiento de objetivos replican con intensidad esos modelos, identificados como “Culturas” en el método llamado “Modelo de Responsabilidad Positiva”. Este no es mas que un instrumento de evaluación de la eficiencia como resultado del alineamiento colectivo a los objetivos de una empresa, cualquiera que ella sea.
Pienso que la evaluación de una empresa tan fundamental como es la compuesta por la libertad, el rescate de los derechos fundamentales y la esperanza del bienestar para la población cubana, bien merecen una aproximación práctica, una identificación y un convencimiento moral de las causas que determinan que no haya sido eficiente durante medio siglo y continúe siendo inefectiva.
Walt Zeglinski dirige MAP, una firma que se dedica precisamente a esa evaluación y en definitiva a analizar el performance corporativo ofreciendo métodos apropiados para garantizarlo. Escuchando a Walt hace unos dias, he asociado algunas ideas que comparto en este espacio.
Analicemos los grados o culturas de dedicación a una empresa dada que define la Responsabilidad Positiva:
La Cultura de la Despreocupación. – Los individuos no estan claros acerca de su contribución personal como soporte al éxito de la empresa y por lo general no les interesa. Hay falta de pasión por la misión de la empresa y generalmente los líderes son ineficientes egocéntricos que fallan al establecer objetivos e inspirar el éxito. Es la cultura de la supervivencia.
La Cultura de la Conformidad. – En este modo, los individuos estan claros en sus objetivos personales, pero no los asocian con los de la empresa ni con su estrategia. Puede que comprendan la dirección en que marcha, pero se deseentienden de ella y hacen solo lo que se les ordena, haciendo difícil cumplir planes y sobre todo hacen imposible el cambio.
La Cultura del Caos. – En este modo los individuos se sienten conectados con la empresa pero no estan claros en los objetivos. Esta cultura difumina el talento y desperdicia la energía de los individuos porque es incapaz de canalizarlos. Esto conduce al fallo, al desencanto y al abandono porque su actividad se pierde en la confusión. Es este modelo lo que hace falta es liderazgo específico, mesurable, realístico que se capaz de aprovechar esa energía de los individuos y dirigirla en el sentido correcto.
La Cultura del Compromiso. – Individuos conectados con una clara comprensión de los objetivos individuales y de la empresa. La cultura del compromiso maximiza las potencialidades logrando los objetivos. Los individuos, a pesar de que no seimpre logren esos objetivos, trabajan en un ambiente lo suficientemente sano para permanecer comprometidos. Esta cultura tiene que ser alimentada porque no es infalible. Hay que reviser métodos, corregirlos y adaptarlos al momento. Estar comprometido significa lealtad a la empresa que es la llave del éxito de la misma.
Podemos claramente preguntarnos los cubanos en que modo o cultura nos estamos desenvolviendo cada uno de nosotros. Y tambien podemos respondernos.
Parece a todas luces que nuestro escenario general es el de una abigarrada mezcla de las tres primeras culturas que identifica el modelo. Y todas son inefectivas.
Lo que si queda claro es que no hemos arribado al Compromiso que determina la unidad logrando que esa noble empresa de reconstrucción nacional se desarrolle. Y a la vez que ello no es solamente un problema de la diáspora, sino lo que es mas grave, de la oposición interna. La conclusion obvia es que la única solución será el compromiso de todos los que entiendan como empresa la libertad y el fin del totalitarismo en Cuba dondequiera que se encuentren. Ello garantiza que permanezcamos leales a pesar de la dificultades y los tropiezos. O nada cambiará.