Por: Andro Necro.
Cuando a mediados del siglo XX, Cuba era gobernada por Fulgencio Batista y Zaldívar, un joven rebelde de nombre Fidel Castro, luchaba en contra de la dictadura del entonces gobernante. El país estaba dividido, había dos bandos: los que estaban con Fulgencio (Fu) y los que apoyaban a Fidel (Fi). La gente tenía temor. Si alguien se declaraba simpatizante de Fu, tendría problemas con Fi si este ganaba la lucha; si estaba a favor de Fi, lo más seguro es que su cuerpo amanecería tirado en una cuneta gracias a los hombres de Fu. Mientras Fi y Fu daban la pelea, Fab era la marca de detergente más famosa en la Isla. Todos los años rifaba una añorada casa, ¡casa propia para el afortunado! Este cuento de la época lo explica mejor.
Un hombre iba caminando por las calles de La Habana, cuando le sale al paso un grupo y le pregunta si simpatiza con Fu o con Fi. El señor responde que con Fi y recibe una paliza. El grupo era del bando contrario. Más adelante tropieza con un nuevo grupo que le hace la misma pregunta. El señor por miedo a otra paliza responde que está con Fu. De nuevo se equivoca y le dan una tunda. Después de esto se encuentra con un tercer grupo que le vuelve a preguntar lo mismo. Esta vez, el señor responde:
— Con ninguno de los dos, estoy con Fab, que no da golpes y da casas.
Aún en la actualidad, con cincuenta y tantos años de comunismo en las espaldas, a nivel nacional el detergente de lavar se conoce como Fa. Inclusive, hay claras diferencias: “El Fa es para lavar la ropa y el detergente, para fregar la vajilla”. En la década de los noventa, en plena crisis económica (el ya famoso período especial) ante la escasez de productos de limpieza y de aseo personal, la ropa era lavada con un detergente usado a nivel industrial popularmente conocido como “Fa caliente”. Aunque hace medio siglo que Fab no domina las lavadoras cubanas su nombre sigue reinando. Es la mejor publicidad que puede tener una marca, la marca pasó a ser el producto. Empero…, regresemos a Fu y a Fi después de estos comerciales.
Ya no tenemos a Fu, no obstante, se sigue usando la expresión Fu que proviene del caló ful que quiere decir: estiércol, porquería. Imaginen entonces que quiere decir: “No seas fu”. Tampoco tenemos Fab, pero seguimos lavando con Fa, aunque sea caliente. Tenemos a Fi y con él dos esperanzas. Los más afortunados tienen FE (Familia en el extranjero) y los menos afortunados: fe en que Fi se caiga pronto. Los que tienen FE pueden apuntalar sus vidas con “los Fulas” (dólares) que les manden. Los que sólo tienen fe, la pasan “fula” (mal), no tienen ni para comer fufú gracias al gobierno fulastre de Fi.
Dos de las frases más usadas en Cuba son: “No es fácil” y “La cosa está fea”, está tan fea, que hay ciertas palabras que han desaparecido. Palabras como: Fiat, faisán, fideos, frijoles, fábricas, fiambres, fortuna y la más lamentable: familia. Dos opciones para salir del momento, tan fu que ya todos dicen: “¡Fo…, qué peste…!”, son: una, convertirse en fulero (tramposo, farsante…) o dos, convertirse en fulero (vendedor de Fulas). Y… pensando en todo esto tengo una duda, ¿por qué Fi no intentó desterrar de las mentes de los pinos nuevos de la revolución el nombre de la cubanizada marca estadounidense? Decir dicho nombre debió de ser considerado diversionismo ideológico, parte de las ataduras del pasado, rezagos de la vieja mentalidad… Parece que entre sus planes nunca estuvo el de crear un súper detergente revolucionario. Nada, que tengo la certeza de que los pijamas socialistas de Fi no se lavan ni con jabón Batey ni con Fa caliente, sino con Fab, el mismo que espera su regreso triunfal a las lavadoras de la Isla.
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