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Friday, December 16, 2011

Pronto vendrá el futuro

Por Matapiojos





Las elecciones generales y parciales en Cuba (nunca hubo primarias, los candidatos eran escogidos por el jefe político) fueron vistas y consideradas por la mayoría de los cubanos como eventos folklóricos, carentes de importancia para instrumentar el traspaso del poder político y la legitimidad constitucional, que debe ser inherente a cualquier gobierno. La época de elecciones era la que llenaba las calles de los pueblos de pasquines y propaganda política con grandes imágenes de los aspirantes a la ubre pública. Abrían sus puertas los comités de los partidos en los municipios y las provincias, principalmente, en las consideradas "grandes" por el número de electores; la actividad era febril, prometiendo " ventajerías", privilegios que nunca se materializaban. Tiempo de gozar, politiquear y hasta de fajarse, para algunos. Había personajes que vendían el voto, otros los más inocentes, lo regalaban a cambio de chanchullos y promesas de ilegalidades en cuartos obscuros.
Así transcurría la política cubana entre el Partido Conservador y el Liberal durante los primeros años de la República que costó tanta sangre a cubanos y españoles. Todos bailaban, gozaban y politiqueaban porque era época de vacas gordas.
Hay un relato popular que ilustra los vaivenes políticos de aquella época, próspera e inocente, época de Guardia Rural en los bateyes de los centrales azucareros y Ley del Ajuste de precios del diferencial azucarero, que hacía rica a la República, y que ni los mismos gobernantes entendían.
En la región de las 7 primeras villas, se halla Cabaiguán, Provincia de las Villas, pueblo entonces muy rico y con la riqueza bien repartida, ya que la agricultura estaba en manos de pequeños agricultores cubanos y canarios que cultivaban sus propias tierras. No había latifundios. En este pueblo tranquilo y de necesidades satisfechas gobernaba el Partido Conservador. Uno de los servicios que prestaba el municipio era el recogido de basura, que se hacía por un empleado municipal que servía de recogedor de basura. El carretón que usaba el basurero era bastante rústico y tirado por un burro. Pero el sistema funcionaba, puesto que la basura se recogía puntualmente y el empleado municipal y el burro desempeñaban sus funciones felices y contentos.
En el juego político de las elecciones generales, que incluía por supuesto a los alcaldes municipales, el candidato liberal con la oferta política de "cambio y progreso" y la promesa de comprar un camión para la recogida de basura, ganó la alcaldía por una mayoría amplia. Tomaron posesión los liberales y su primer acto de gobierno fue cesantear en masa a todos los empleados municipales, incluyendo al carretonero de la basura, a quien remplazaron con ocho nuevos empleados en la Sanidad Municipal recién creada.
Ninguno de los nuevos empleados sabía, ni quería manejar el carretón de la basura. El resultado fue que llenaron a Cabaiguán de discusiones estériles, crearon divisiones entre cubanos y canarios, echaron a pelear a las familias, crearon un desbarajuste social, donde lo único que se hacía era perder el tiempo inútilmente. NO COMPRARON EL CAMIÓN DE BASURA. El carretón cayó en desuso y el burro murió de hambre. La basura no se volvió a recoger hasta las próximas elecciones que ganaron los conservadores; quienes sí compraron el camión de basura.

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